Chihuahua vuelve a exhibir el desgobierno del PAN: cae líder criminal mientras la violencia demuestra quién manda realmente en la región

La captura de un jefe criminal no oculta la realidad: Chihuahua sigue bajo fuego, con células armadas disputándose el territorio ante la incapacidad del gobierno estatal panista para restablecer el control y proteger a la población.

12/3/20252 min read

El operativo federal que terminó con la detención de Roberto “N”, alias El 02 o El 04, líder de la célula criminal “Los Fariseos”, volvió a dejar en evidencia algo que en Chihuahua ya es imposible esconder: la seguridad real depende de la federación, no del gobierno panista del estado, que ha perdido el control en amplias zonas del territorio.

La acción —realizada en El Pueblito, Aldama— se logró después de una agresión armada contra elementos federales, un dato que refleja el nivel de violencia con el que operan los grupos criminales acostumbrados a moverse sin freno por municipios como Aldama, Coyame del Sotol, Manuel Benavides y Ojinaga. Justo las zonas donde, durante años, el PAN ha presumido “estabilidad” mientras la ciudadanía vive entre balaceras, desplazamientos y retenes del crimen.

En el operativo se detuvo a diez personas más y se aseguraron armas largas, ametralladoras, fusiles Barret, artefactos explosivos, vehículos y hasta un dron utilizado para vigilancia criminal. Es decir: un arsenal completo que solo puede acumularse en un territorio donde la autoridad local ha cedido espacio y control.

La propia Sedena reconoció que El 02 era uno de los principales generadores de violencia en la región y responsable directo de enfrentamientos con grupos rivales como La Línea. Pero que un jefe criminal pueda operar con tal presencia, armamento y capacidad de fuego durante tanto tiempo dice más del vacío de autoridad que de la eficacia estatal.

Pese a que el PAN suele atribuir la violencia “a factores externos”, este caso revela otro patrón: es en las zonas donde el gobierno estatal debería tener mayor control —las rurales y fronterizas— donde las células criminales se han arraigado más profundamente. La detención de un líder no resuelve años de permisividad, omisiones y discursos triunfalistas que han dejado a las comunidades expuestas.

Incluso la solicitud de extradición por parte de Estados Unidos confirma el nivel de impunidad con el que operaba El 02. Si un capo con ese historial se movía libremente en municipios completos, es evidente que la vigilancia estatal ha sido insuficiente o ineficaz.

La federación sostiene que la captura es un “avance importante”. Lo es. Pero también es un recordatorio brutal: en Chihuahua, los golpes al crimen organizado llegan desde fuera, mientras el gobierno panista sigue sin recuperar el terreno que ya perdió hace años.