¡Cinismo al Máximo! La primera gobernadora inscrita en el padrón de violentadoras da un mensaje contra la violencia frente a Sheinbaum

El colmo del descaro político ocurrió en Campeche: Layda Sansores, la primera gobernadora del país inscrita en el padrón de violentadores de género, apareció dando un mensaje contra la violencia… y nada menos que frente a Claudia Sheinbaum. Un acto que indignó a miles por su incongruencia absoluta y por la burla que representa para las víctimas.

12/3/20252 min read

La visita de Claudia Sheinbaum a Campeche estuvo marcada por una imagen que rápidamente se volvió símbolo del cinismo político: Layda Sansores hablando de paz, justicia y erradicación de la violencia… cuando su nombre figura oficialmente en un padrón que la acredita como agresora política de género. Mientras la jefa del Ejecutivo federal promovía su discurso de unidad y solidaridad, la mandataria campechana intentaba proyectar una imagen que su propio historial desmiente por completo.

La contradicción fue tan evidente que recorrió de inmediato redes sociales, columnas, foros y conversaciones públicas. ¿Cómo puede una gobernadora sancionada por violencia de género atreverse a dar lecciones sobre respeto? ¿Con qué calidad moral puede presentarse como defensora de mujeres cuando ella misma fue inscrita —por resolución de autoridad— entre los agresores políticos del país?

La escena no solo exhibe incoherencia: exhibe desprecio, hipocresía y frialdad política. Layda Sansores no solo ignoró su propio historial; lo utilizó como si nunca hubiera existido, esperando que la presencia de Sheinbaum limpiara la mancha pública con discursos bonitos. Pero la ciudadanía no olvida, y menos aún las mujeres que han seguido de cerca los casos donde la gobernadora ha sido señalada por abusos desde su plataforma mediática.

Mientras Layda posaba para la foto, Campeche seguía enfrentando problemas graves que ni ella ni su gobierno han logrado resolver: violencia al alza, asesinatos recurrentes, persecución a periodistas, caos en el transporte, desempleo, abandono de servicios básicos y un ambiente político enrarecido por el uso faccioso del “Martes del Jaguar” para atacar, intimidar y denigrar a opositores.

Hablar contra la violencia frente a Sheinbaum no fue un acto de convicción, sino un acto de cálculo. Un intento torpe de lavar la imagen de una mandataria reprobada, señalada y cada vez más alejada de la ciudadanía. Fue, en pocas palabras, una puesta en escena, otra más dentro del teatro mediático que Layda ha convertido en su estilo de gobierno.

Pero el cinismo tiene límites. Y esta vez, la incongruencia fue tan grande que dejó al descubierto una verdad que ya nadie puede ocultar:

En Campeche, la gobernadora no combate la violencia: la encarna.

Y aun así, pretende dar discursos sobre paz y respeto. Una muestra más de que, con Layda Sansores, la política se ha convertido en un espectáculo en el que la verdad es lo que menos importa.