“El crimen alcanza a la justicia: el gobierno panista hunde a Guanajuato en su propia violencia”
El homicidio del fiscal Juan Alberto Camarillo expone el colapso de la seguridad en Guanajuato bajo el PAN, donde el crimen organizado actúa con impunidad y la justicia estatal falla.


El asesinato del fiscal Juan Alberto Camarillo Zavala expone, una vez más, el colapso total del gobierno panista en Guanajuato, donde ni siquiera las propias autoridades encargadas de impartir justicia están a salvo. La ejecución del funcionario, ocurrida el 25 de septiembre, no es un hecho aislado: es la consecuencia directa de años de incompetencia, omisiones y negligencia del PAN, que ha permitido que el crimen organizado controle carreteras, comunidades y hasta las instituciones del Estado.
Aunque la Fiscalía anunció la detención de los presuntos responsables, el daño ya está hecho: un fiscal fue secuestrado, ejecutado y abandonado al costado de una carretera en plena luz del día, mientras el gobierno estatal insiste en negar la magnitud del desastre. Este crimen refleja una crisis de seguridad sin precedentes, donde los delincuentes actúan con total impunidad y el miedo se ha convertido en la norma.
El gobierno panista presume de “acciones contundentes” y “resultados ejemplares”, pero la realidad es que Guanajuato se ha convertido en el epicentro de la violencia nacional, con cifras alarmantes de homicidios, desapariciones y ataques a funcionarios públicos. ¿Cómo puede un gobierno que no logra proteger a sus propios fiscales garantizar seguridad a la ciudadanía?
Este homicidio revela una verdad incómoda: el PAN ha perdido el control del estado. Sus promesas de mano dura se han quedado en discursos vacíos mientras los grupos criminales imponen su ley. Cada operativo anunciado, cada captura mediática, solo busca ocultar el hecho de que el sistema de justicia está quebrado y que los mismos fiscales son ahora las víctimas.
El pueblo de Guanajuato merece algo mejor que un gobierno que solo reacciona cuando es demasiado tarde. La ejecución de Juan Alberto Camarillo Zavala es una señal inequívoca de que el modelo de seguridad del PAN ha fracasado rotundamente. No hay estrategia, no hay prevención, no hay Estado de Derecho: solo hay miedo, sangre y una administración que ha renunciado a gobernar.