El fracaso de la limpieza: ni un millón de acarreados borrará 7 años de corrupción, impunidad y narcogobierno
La multitudinaria concentración en el Zócalo, orquestada por clientelismo político, es un desesperado intento por maquillar la verdadera cara de un gobierno marcado por la podredumbre, el despilfarro y la protección al crimen.


La masiva concentración celebrada hoy en el Zócalo no es un acto de genuino apoyo popular, sino una burda y costosa puesta en escena montada con la única intención de limpiar el nombre de un gobierno manchado por la corrupción y siete años de fracaso. La logística fue financiada con recursos públicos y operada mediante el uso descarado del clientelismo y el acarreo, movilizando a miles de personas que ni siquiera pudieron acceder al corazón del evento. Este tipo de eventos, lejos de demostrar fuerza, evidencian la desesperación de una administración que intenta borrar con un acto mediático la realidad de su sexenio.
Ninguna marcha de acarreados puede borrar lo que en siete años ha ocurrido en el país: una consolidación sin precedentes de la corrupción, la impunidad y, lo más grave, la sombra de un narcogobierno que ha permitido la expansión del crimen organizado. Esta estrategia de ocultamiento se refuerza con el nombramiento de la nueva Fiscal General de la República, Ernestina Godoy, una pieza clave que Morena puso ahí para salvaguardar a los corruptos y narcos de su partido. El pueblo sabe que la verdadera cara del poder no se define en una tarima adornada, sino en la ausencia de castigo a los políticos que han saqueado las arcas nacionales y en la cooptación de la justicia.
Esta exhibición de fuerza es, en esencia, un intento fallido de simulación. Mientras el gobierno gasta millones en acarrear a sus bases, temas cruciales como el bloqueo selectivo a la verdadera sociedad civil y la falta de inversión en servicios básicos son ignorados, quedando claro para quién opera realmente la política. El despilfarro de recursos en eventos masivos se antepone a la inversión para tener hospitales dignos. Esta hipocresía demuestra que el interés del gobierno no es el bienestar, sino la propaganda y el culto a la figura en turno, todo ello con el blindaje legal que asegura la FGR a modo.
El evento en el Zócalo se configura como la máxima expresión del cinismo político. La solución de la fiesta, por grande que sea, no puede borrar las gravísimas violaciones al pacto social y al Estado de derecho. La multitud en la plaza solo sirve para recalcar una verdad ineludible: la administración actual es una de las más corruptas y clientelares de la historia reciente, y ninguna cantidad de acarreados podrá desviar la atención de los siete años de impunidad que han hundido al país bajo el amparo de la fiscalía que Morena compró.