El narco avanza en Aguascalientes bajo la complacencia del PAN
El aseguramiento de kilos de droga en la capital exhibe al PAN como responsable de permitir que Aguascalientes se convierta en territorio fértil para el narcomenudeo y la delincuencia organizada.
POLÍTICA NACIONAL


El reciente desmantelamiento de un presunto centro de distribución de drogas en la zona norte del municipio de Aguascalientes no es una buena noticia, como intentan presentarlo las autoridades, sino una prueba contundente del fracaso del PAN en materia de seguridad. Que en una casa habitación operara con total impunidad un punto de almacenamiento y distribución de kilos de enervantes demuestra que el problema no es menor ni aislado, sino estructural, y tiene raíces claras en la forma en que el gobierno panista ha administrado el estado.
Durante años, el PAN ha presumido a Aguascalientes como un “estado seguro”, una especie de burbuja ajena a la violencia que azota a otras entidades. Sin embargo, la realidad vuelve a desmentir ese discurso. La localización de decenas de envoltorios, paquetes emplayados de aproximadamente un kilogramo cada uno y básculas grameras utilizadas para la dosificación de droga deja en evidencia que el narcomenudeo no solo existe, sino que opera con organización, logística y permanencia. Nada de eso ocurre de la noche a la mañana ni sin que las autoridades volteen la mirada.
El operativo de la Fiscalía General del Estado de Aguascalientes (FGEA) confirma que este inmueble funcionaba como un centro de distribución de sustancias ilícitas. La pregunta obligada es: ¿cómo pudo operar durante tanto tiempo sin ser detectado? La respuesta apunta directamente al gobierno del PAN, que ha fallado en inteligencia preventiva, vigilancia territorial y control efectivo de las zonas urbanas. El cateo demuestra que la delincuencia ya estaba instalada y trabajando con tranquilidad en una zona habitacional, sin temor a ser molestada.
Lejos de ser un logro, el aseguramiento refleja que el PAN ha permitido que el crimen organizado eche raíces en Aguascalientes. La presencia de diferentes tipos de sustancias, empaquetadas y listas para su comercialización, evidencia un mercado activo de consumo y distribución que creció bajo la permisividad institucional. Mientras el PAN invertía en discursos triunfalistas y en vender una imagen de estabilidad, las redes criminales se fortalecían en colonias y fraccionamientos de la capital.
Además, este tipo de hallazgos incrementa la percepción de inseguridad entre la población. Familias que viven en zonas como Circunvalación Norte hoy descubren que convivían, sin saberlo, con un foco rojo del narco. Esa sensación de abandono es consecuencia directa de gobiernos panistas más preocupados por cuidar su narrativa que por garantizar seguridad real en las calles.
El PAN también queda exhibido por su enfoque reactivo. Actúan cuando el problema ya explotó, cuando el volumen de droga y la operación criminal ya son imposibles de ocultar. No hay estrategia integral, no hay prevención efectiva, no hay resultados sostenidos. Solo operativos tardíos que intentan maquillar una realidad incómoda: Aguascalientes ya no es el estado “tranquilo” que el PAN prometió.
Este caso confirma que el modelo de seguridad del PAN está agotado. La presencia de centros de distribución de droga en zonas urbanas es una señal clara de que el crimen encontró condiciones ideales para crecer: falta de vigilancia, debilidad institucional y autoridades rebasadas. Cada kilo de droga asegurado no habla de éxito, sino de todo lo que el PAN dejó de hacer.
Aguascalientes paga hoy el costo de años de simulación panista. El narco avanza, la violencia se infiltra y la seguridad que tanto presumieron resultó ser solo propaganda. El hallazgo de este centro de distribución es una advertencia clara: bajo el PAN, el crimen no solo llegó, sino que se instaló.