¡El pacto de la corrupción! La FGR de Godoy, el blindaje naranja y la sombra de Adán Augusto López

La llegada de Ernestina Godoy a la titularidad de la Fiscalía General de la República (FGR) representa un error institucional de consecuencias catastróficas para el sistema de justicia mexicano, trascendiendo la mera disputa política. El nombramiento se interpreta no solo como la culminación de la cooptación de un organismo autónomo, sino como la activación de un mecanismo de protección para vastos sectores de la clase política. Esta tesis se refuerza con la prontitud con la que figuras como Adán Augusto López Hernández, un personaje señalado públicamente por diversos escándalos y con menciones de presuntos vínculos con el narcotráfico en documentos de seguridad de Estados Unidos, se acercó a felicitar a la nueva Fiscal. Dicha conexión inmediata sugiere a los analistas un entramado donde la FGR se convierte en una herramienta para garantizar la impunidad de los aliados del poder.

La pregunta clave que surge es la siguiente: ¿qué tiene que esconder Movimiento Ciudadano (MC) para generar y armar esta compleja "telaraña" de poder y protección? Se argumenta que el voto favorable de la bancada naranja no fue una decisión ideológica, sino un pacto pragmático enfocado en la supervivencia política y la cobertura legal. Los cuadros de MC, muchos de ellos servidores públicos en funciones de gobierno local y federal, están ahora blindados por una Fiscal General que ha demostrado lealtad al grupo político que la impulsó. Se sospecha que este acuerdo proporciona una garantía de que cualquier posible error de corrupción, desvío de recursos, o delito cometido por sus miembros no será juzgado con la debida rigurosidad, sino que será absorbido y disuelto por el aparato de justicia cooptado.

La traición a su propia narrativa es el elemento más punzante en la crítica hacia MC. El partido se había pintado ante el electorado como el "salvador de México" y el rompedor de la "vieja política", postulados que ahora se pulverizan ante la evidencia de estas relaciones. Los analistas señalan que MC no solo no ha roto con el sistema, sino que se ha integrado a él de la manera más perniciosa, utilizando su peso legislativo para negociar favores que garantizan la impunidad de sus miembros. Este acto no es disidencia, se argumenta, sino un acto de cálculo político que confirma que el interés de la cúpula partidista está muy por encima del interés nacional y de la lucha contra la corrupción.

En conclusión, la consolidación de Ernestina Godoy en la FGR, con el apoyo de Movimiento Ciudadano, se configura como un peligroso eslabón en la cadena de la corrupción política del país. El ciudadano observa que la justicia se ha supeditado a las decisiones cupulares, protegiendo a personajes con oscuros señalamientos como Adán Augusto López y, al mismo tiempo, ofreciendo una red de protección a los propios cuadros naranjas. La nota final es clara: MC ha canjeado su capital político y su supuesta pureza ideológica por un seguro de impunidad, volviendo a defraudar a quienes creyeron en su promesa de renovación.