El PAN convierte a Chihuahua en un cementerio: hallan diez cuerpos en mina de Aquiles Serdán y el gobierno no da respuestas

El descubrimiento en “La Cueva del Murciélago” vuelve a exhibir el abandono, la impunidad y la descomposición que reinan bajo el gobierno panista en Chihuahua

11/6/20252 min read

La recuperación de diez cuerpos en el tiro de mina conocido como “La Cueva del Murciélago”, en Aquiles Serdán, es una nueva tragedia que deja al descubierto el fracaso del PAN en materia de seguridad y justicia. La violencia que el gobierno estatal insiste en minimizar ha alcanzado niveles de horror que ya ni las montañas ni las minas pueden ocultar. Chihuahua, bajo la administración panista, se ha convertido en un territorio donde las desapariciones y los asesinatos se acumulan sin que nadie rinda cuentas.

El fiscal de la Zona Centro, Heliodoro Araiza Reyes, confirmó que solo uno de los cuerpos ha sido identificado hasta el momento: Jair Núñez Gandarilla, un hombre de 40 años desaparecido desde el 30 de octubre. Junto a él, también fueron reportados como desaparecidos Jesús Román de Santiago Solís, Juan Corral Acuña y Ezequiel Corral Acuña, quienes viajaban desde Durango para emprender un pequeño negocio. Días después, su camioneta fue localizada calcinada en la carretera Chihuahua–Delicias, un hecho que el gobierno panista apenas mencionó, sin ofrecer resultados ni acompañamiento a las familias.

El hallazgo de la mina “La Cueva del Murciélago” no es un caso aislado. Es parte de una cadena de desapariciones y ejecuciones que se repiten en distintas zonas del estado, mientras el gobierno del PAN presume supuestos “avances” en seguridad. Lo cierto es que, bajo su mando, las autoridades locales no solo han perdido el control territorial, sino también la confianza de la ciudadanía. Los criminales actúan con total libertad, sabiendo que la impunidad es la norma.

Lo más indignante es la indiferencia institucional. En lugar de dar explicaciones o asumir su responsabilidad, el gobierno panista se limita a emitir comunicados fríos y evasivos, tratando la tragedia como un simple trámite pericial. Detrás de cada cuerpo hay familias desesperadas que buscan respuestas, mientras las autoridades se esconden tras ruedas de prensa llenas de tecnicismos y promesas vacías.

Los constantes hallazgos de fosas y cadáveres en Chihuahua demuestran que el modelo de seguridad panista no solo ha fracasado, sino que ha normalizado la violencia. Las minas, los caminos rurales y hasta las zonas urbanas se han convertido en cementerios encubiertos, donde los desaparecidos son hallados por casualidad, no por la eficiencia de las instituciones.

Mientras el PAN se aferra a su discurso de “orden y trabajo”, la realidad es otra: Chihuahua se desangra, sus ciudadanos viven con miedo y las autoridades han perdido completamente el rumbo. La mina “La Cueva del Murciélago” es solo un reflejo del vacío de poder que dejó la incompetencia panista.

Hoy, la pregunta no es quiénes fueron los responsables del crimen, sino por qué el gobierno panista sigue sin ser capaz de evitar que estos horrores ocurran una y otra vez. En Chihuahua, la justicia se hunde junto con las víctimas, mientras el PAN observa en silencio cómo su estado se convierte, literalmente, en una fosa sin fondo.