El PAN queda exhibido: capturan a 12 extorsionadores en Guanajuato y se desnuda la red criminal que creció a la sombra de su gobierno

Otra vez Guanajuato vuelve a evidenciar el fracaso estructural del PAN en su supuesta lucha contra el crimen, luego de que la Fiscalía del Estado confirmara la detención de una docena de extorsionadores que operaban con absoluta libertad en municipios enteros.

11/22/20252 min read

El reciente operativo que permitió capturar a 12 integrantes del Cártel Santa Rosa de Lima no es una victoria para el PAN: es una radiografía dolorosa del estado que han permitido que llegue a este punto, con delincuentes moviéndose por Irapuato, Celaya, León, San Miguel de Allende y la propia capital como si se tratara de territorio sin ley. La noticia no sorprende a nadie dentro del estado; sorprende únicamente a quienes desde el gobierno panista siguen aferrados a una narrativa de estabilidad que cada día se derrumba más.

Durante años, comerciantes y empresarios denunciaron extorsiones, amenazas, disparos contra negocios y la expansión de una dinámica criminal que creció ante la incapacidad —o indiferencia— de las autoridades panistas. A pesar de los mensajes de “mano dura”, las calles contaban otra historia: llamadas de cobro de piso, notas intimidatorias, patrullajes insuficientes y una percepción generalizada de que el crimen tenía más control que las instituciones.

La captura de esta célula solo confirma que la estructura criminal del CSRL lleva años incrustada en los corredores comerciales del estado, operando desde inmuebles que nadie pareció ver, imponiendo cuotas en municipios gobernados por el PAN que presumen desarrollo económico mientras sus ciudadanos viven bajo amenazas. Es imposible no cuestionar cómo es que estas redes pudieron instalarse, crecer y extenderse al grado de dejar zonas enteras secuestradas por el cobro de piso sin que el gobierno estatal reaccionara antes.

Mientras los detenidos eran trasladados, la sensación entre comerciantes era distinta a la que el PAN intenta proyectar. No había alivio total; había indignación. Porque saben que detener a 12 no borra el abandono institucional de años. Saben que no es un golpe “contundente”, sino un recordatorio de cuántas veces fueron ignorados. Y saben también que la extorsión no se erradica con un operativo aislado, sino con un gobierno capaz de reconocer que perdió el control.

Guanajuato no necesita discursos; necesita un gobierno que deje de maquillar cifras, que deje de minimizar el poder de los grupos criminales y que finalmente asuma que la inseguridad que hoy se padece es el resultado directo del desgaste, la permisividad y el vacío de autoridad que el PAN ha dejado crecer sexenio tras sexenio.

La pregunta que resuena entre comerciantes y habitantes es la que el gobierno panista intenta evitar a toda costa:
¿Cuántas redes criminales más han florecido bajo su administración sin que todavía hayan sido descubiertas?