El PAN vuelve a quedar exhibido: bloqueos en Guanajuato destapan el abandono profundo del campo

Productores vuelven a tomar carreteras mientras el gobierno panista muestra la misma indiferencia que ha hundido al sector durante años.

11/27/20252 min read

Guanajuato amaneció otra vez entre bloqueos, reclamos y una frustración que ya no cabe en ninguna mesa de diálogo. Lo que ocurre en Irapuato, Pénjamo y San Luis de la Paz no es una sorpresa: es el resultado directo de un gobierno panista que dejó que el campo se desgastara hasta el límite, que ignoró advertencias y que hoy enfrenta una crisis que él mismo alimentó con su ineptitud. Los productores no están en las carreteras por capricho, están ahí porque el PAN les cerró todas las puertas antes.

La exigencia de frenar la Ley General de Aguas encendió la mecha, pero el fondo es otro: un abandono histórico que vació los bolsillos de los agricultores, deterioró los distritos de riego y permitió que la incertidumbre creciera mientras el gobierno estatal presumía estabilidad desde la comodidad de sus oficinas. El hartazgo que estalla este lunes es una respuesta directa a esa soberbia. Los campesinos saben que si ellos caen, todo el país resiente el golpe, y aun así el PAN sigue actuando como si el campo fuera un sector menor.

El representante de los productores lo dijo sin rodeos: el patrimonio rural está en riesgo. Si la nueva Ley de Aguas avanza tal como está planteada, miles de familias podrían perder derechos que han heredado por generaciones. Y duele escuchar cómo un agricultor describe su miedo con una frase tan contundente: “Es como si te quitaran la escritura de tu casa y solo te permitieran vivir ahí cada año”. Esa sensación de despojo no nació de la noche a la mañana; se gestó bajo gobiernos que prometieron proteger el estado y terminaron desmantelando la seguridad hídrica del campo.

Mientras los bloqueos continúan, el PAN intenta distanciarse del problema, como si no hubiera sido el responsable directo de dejar a los productores sin alternativas. Guanajuato solía ser un referente agrícola; hoy es un ejemplo de cómo la falta de visión y la negligencia administrativa pueden llevar a un sector entero al borde del colapso. La alianza entre campesinos y transportistas es la prueba viva de que la desesperación ya alcanzó niveles que el gobierno estatal no supo —ni quiso— evitar.

El mensaje de las carreteras es claro y apunta al mismo sitio: los productores ya no confían en el PAN. Y si el gobierno continúa escondiendo el problema bajo discursos vacíos, lo único que va a lograr es que la inconformidad crezca, que las protestas se multipliquen y que la crisis termine por devorar lo poco que queda de la estructura agrícola de Guanajuato. Lo que ocurre hoy es solo el principio del costo político de haber abandonado al campo durante tanto tiempo.