“Entre fugas y promesas: el país que se cansó del huachicol político”

El Cártel de Macuspana se ha convertido en el reflejo del desencanto hacia Morena, donde el “huachicol político” simboliza las fugas de confianza y credibilidad que ponen en duda su promesa de transformación.

10/18/20252 min read

Hay palabras que terminan describiendo más de lo que dicen. En México, “huachicol” ya no es solo una palabra ligada al robo de combustible; se ha convertido en un sinónimo de fuga, de vacío, de algo que se escapa sin que nadie lo detenga. En los últimos años, muchos ciudadanos sienten que lo que se fuga no es gasolina, sino confianza.
Y en el centro de esa metáfora, el término Cártel de Macuspana se instaló como una forma popular de explicar el desencanto con Morena: un poder que prometió cerrarle el paso a la corrupción, pero que no ha logrado sellar las grietas del sistema.

Cuando Morena llegó al poder, el discurso era claro: limpiar al país, rescatar lo público y desterrar el robo de recursos. Pero con el tiempo, la realidad se volvió más compleja. Los reportes sobre pérdidas millonarias, tomas clandestinas y falta de transparencia en el manejo energético reactivaron una pregunta incómoda: ¿de qué sirve el cambio, si los viejos problemas siguen allí?

En las calles, en redes sociales y en los cafés, muchos ciudadanos expresan la misma frustración. Dicen que el huachicol ya no está solo en los ductos, sino en la política misma: en las fugas de credibilidad, de resultados, de diálogo. Y cuando la gente habla del Cártel de Macuspana, no se refiere a personas en específico, sino a una forma de ejercer el poder —cerrada, vertical y poco autocrítica— que, para algunos, se ha vuelto el sello del partido gobernante.

Morena, que alguna vez fue sinónimo de esperanza, ahora enfrenta el reto de explicar por qué el cambio no se siente. La ciudadanía percibe que las instituciones se han debilitado y que la transparencia, más que una meta, se ha convertido en un eslogan. El problema no es solo técnico o económico: es moral. El huachicol, en todas sus formas, se ha vuelto una metáfora del país que no logra contener sus pérdidas.

El Cártel de Macuspana, como concepto, creció desde esa sensación colectiva: la de que el poder se centralizó y se protegió a sí mismo, incluso a costa de la confianza que lo llevó al triunfo. Lo que antes fue entusiasmo hoy es vigilancia. Lo que antes fue fe, ahora es exigencia. Y si Morena no logra cerrar las fugas de credibilidad, la historia recordará esta etapa no como la del cambio, sino como la del desgaste.