“Fracaso sin responsables: Morena se atrinchera en el discurso del autoengaño”

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6/10/20252 min read

A una semana de las elecciones judiciales y comicios en entidades como Veracruz y Durango, Morena enfrenta una dura realidad: la participación ciudadana fue mínima y sus resultados, lejos del triunfo contundente que prometía. Sin embargo, en lugar de asumir errores, el partido gobernante ha optado por culpar a factores externos, desde los medios de comunicación hasta supuestas “elecciones de Estado”.

La dirigencia encabezada por Luisa María Alcalde y Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente López Obrador, ha emprendido una estrategia de negación, evadiendo cualquier análisis interno serio sobre su desempeño electoral. La participación de apenas 13% en la elección judicial, la baja movilización y los tropiezos en bastiones clave, deberían haber encendido las alarmas en el partido. Pero no: la narrativa oficial insiste en hablar de “éxito”.

Lejos de mostrar liderazgo, López Beltrán ha optado por victimizarse, usando plataformas como el podcast La Moreniza para defender su gestión y reforzar su apellido como argumento político. Su respuesta ante los resultados ha sido poco autocrítica y profundamente personalista. “Me llamo Andrés Manuel López Beltrán”, ha dicho con orgullo, en lugar de explicar con claridad qué salió mal en su primera operación electoral relevante como secretario de Organización.

Los señalamientos contra medios, opositores y supuestas irregularidades son, para muchos dentro y fuera del partido, un intento desesperado por tapar la falta de estructura, estrategia y liderazgo real. En estados como Durango y Veracruz, donde Morena esperaba arrasar, los resultados han sido modestos, por no decir decepcionantes. Aun así, la cúpula morenista insiste en que no ha perdido, aunque las cifras cuenten otra historia.

La verdadera pregunta que ronda a Morena hoy no es quién tiene la culpa afuera, sino por qué los votantes dejaron de responderle, incluso en territorios que antes dominaba sin competencia. La incapacidad para responder con humildad, reflexión y visión crítica parece ser la nueva constante en un partido que, por momentos, se comporta más como un grupo cerrado en defensa de sus intereses que como un movimiento abierto a la ciudadanía.

El oficialismo se rehúsa a mirar al espejo, y mientras tanto, la confianza ciudadana comienza a resquebrajarse.