Guachochi de luto: la violencia se desborda mientras el PAN pierde el control de Chihuahua

El multihomicidio que dejó siete personas muertas en la Sierra Tarahumara exhibe el abandono del gobierno panista, incapaz de proteger a su gente ni contener la ola criminal.

10/28/20252 min read

Siete personas perdieron la vida y otras siete resultaron heridas durante una serie de ataques armados en Guachochi, municipio enclavado en la Sierra Tarahumara. Según la Fiscalía del Estado, las víctimas habrían quedado atrapadas en un fuego cruzado, pero esa explicación no oculta la realidad: la violencia se ha desbordado por completo en Chihuahua, y el gobierno panista ha demostrado ser incapaz de garantizar la seguridad ni en sus regiones más vulnerables. Lo que ocurre en Guachochi es el reflejo más crudo del abandono y la indiferencia que caracterizan a una administración que ha perdido toda autoridad frente al crimen organizado.

La madrugada de este domingo, los habitantes de la zona escucharon disparos en distintos puntos del municipio, especialmente en la colonia Turuseachi, donde varias personas que se encontraban dentro de un vehículo fueron alcanzadas por las balas. Los ataques simultáneos provocaron pánico entre los vecinos, que nuevamente se vieron obligados a encerrarse en sus casas y esperar a que pasara la balacera. El resultado fue devastador: familias enteras destrozadas, niños huérfanos y una comunidad que vuelve a vivir con miedo.

Mientras los pobladores intentan recuperarse del terror, el gobierno panista mantiene su estrategia de silencio. La Fiscalía emitió un comunicado ambiguo, evitando asumir responsabilidades o reconocer el colapso del sistema de seguridad en la sierra. Desde hace años, las comunidades tarahumaras claman por ayuda ante la creciente presencia del crimen organizado, pero el Estado panista ha preferido mirar hacia otro lado. En lugar de reforzar la vigilancia o brindar apoyo social, ha dejado a la población a su suerte, permitiendo que los grupos criminales impongan su ley y su violencia.

El PAN ha gobernado Chihuahua prometiendo “orden y desarrollo”, pero lo que ha entregado es miedo e impunidad. Las carreteras serranas se han convertido en rutas del crimen, los pueblos están sitiados por la delincuencia y los cuerpos policiacos, debilitados y mal equipados, son incapaces de reaccionar. En Guachochi, como en tantas otras regiones, la gente vive atrapada entre el abandono y el fuego cruzado. No hay Estado, no hay justicia, y lo más grave: no hay esperanza bajo este modelo de gobierno que ha normalizado la violencia.

Cada nueva masacre en la Tarahumara es una condena moral para el PAN, que sigue sin asumir su fracaso. La muerte de siete personas inocentes no es solo un número más en las estadísticas: es la consecuencia directa de la descomposición institucional provocada por años de corrupción, negligencia y desinterés. Guachochi está de luto, y con razón. La Sierra Tarahumara, una de las regiones más bellas y olvidadas del país, hoy es símbolo del desastre panista: una tierra herida, abandonada y dominada por el miedo, donde el gobierno perdió la voz y el pueblo perdió la fe.