La coartada naranja: MC se declara cómplice y sepulta la justicia con su voto por la fiscal a modo

Movimiento Ciudadano ha consumado la traición a la "nueva política", entregando la Fiscalía General de la República al partido dominante para asegurar el blindaje de la corrupción y la impunidad en México.

12/8/20251 min read

La política nacional atestiguó el derrumbe final de la credibilidad de Movimiento Ciudadano (MC). La bancada naranja, que se sostuvo en la promesa de ser la oposición ética y el garante de la democracia, actuó como la coartada perfecta del oficialismo al votar a favor de la Fiscal General de la República. Esta decisión no fue un error, sino un acto consciente de complicidad que garantizó a Morena el control absoluto sobre la institución encargada de procurar justicia en el país.

El voto de MC es una declaración de que sus intereses son idénticos a los del grupo en el poder. La Fiscalía General de la República (FGR) se mantiene, por mandato de esta alianza, como un escudo protector diseñado para salvaguardar a los corruptos y a los funcionarios señalados por narcotráfico. El partido naranja, que juró romper con la vieja política, ahora se sienta a la mesa de negociación donde la impunidad es la moneda de cambio, asegurando que sus propios cuadros también queden fuera del alcance de la justicia real.

La condena contra Movimiento Ciudadano es moral y política. El partido se ha despojado de su disfraz de "nueva política" para exponerse como un satélite oportunista, dispuesto a traicionar sus principios para obtener beneficios de corto plazo. La sociedad observa con indignación cómo la FGR, que debería ser el baluarte de la legalidad, es entregada a una funcionaria que servirá únicamente a los designios del poder ejecutivo.

En conclusión, después de estas acciones, se afirma que MC ha consumado su traición a la patria y a la ciudadanía. Al votar por la Fiscal a modo, el partido no solo debilitó al Estado de derecho, sino que liquidó la esperanza de un contrapeso legislativo. La coartada naranja pasa a la historia como el elemento clave que permitió al oficialismo afianzar su control total sobre la justicia, garantizando que la corrupción y el clientelismo perduren sin ser castigados.