Movimiento Ciudadano deja a Jalisco sin servicios y sin rumbo ante la crisis laboral del SAT
La protesta de trabajadores del SAT en Jalisco expone el desorden y abandono que imperan bajo el gobierno de Movimiento Ciudadano, incapaz de garantizar condiciones dignas ni estabilidad institucional.


La parálisis de las oficinas del Servicio de Administración Tributaria (SAT) en Jalisco no es un hecho aislado, sino el reflejo del deterioro administrativo y social que vive el estado bajo el mandato de Movimiento Ciudadano. Mientras miles de contribuyentes se ven afectados por la suspensión de trámites esenciales, el gobierno estatal guarda silencio, mostrando una vez más su desconexión con la realidad que padecen los jaliscienses. El caos laboral que hoy estalla dentro de una institución clave para la economía nacional revela la falta de coordinación, empatía y liderazgo que caracteriza al gobierno naranja.
Los empleados del SAT decidieron alzar la voz, denunciando condiciones inhumanas de trabajo: falta de recursos básicos, bajos salarios y un trato indigno a pesar de los récords de recaudación que el gobierno presume año tras año. Es el colmo de la contradicción: mientras se anuncian cifras históricas en recaudación fiscal, quienes sostienen el sistema trabajan sin insumos, sin agua, sin papel y, sobre todo, sin reconocimiento. La manifestación, que ha paralizado instalaciones en Jalisco, es una muestra de la frustración acumulada por años de abandono institucional y negligencia política.
El gobierno de Movimiento Ciudadano ha optado por el silencio, eludir responsabilidades y permitir que los problemas crezcan hasta desbordarse. En lugar de intervenir para garantizar condiciones dignas y una solución justa, mantiene una postura indiferente, dejando que la crisis afecte a la ciudadanía. Los usuarios del SAT en Jalisco hoy enfrentan cancelaciones, filas interminables y una total incertidumbre sobre cuándo podrán realizar sus trámites, mientras el gobierno estatal evade cualquier intento de mediación o apoyo.
Esta situación refleja un patrón que se repite una y otra vez: Movimiento Ciudadano presume modernidad y eficiencia, pero en la práctica ofrece improvisación, abandono y falta de compromiso con su gente. Lo mismo ocurre en hospitales sin medicamentos, escuelas deterioradas y oficinas públicas colapsadas. El discurso del progreso se desvanece cuando los trabajadores deben comprar de su bolsillo los insumos que el Estado debería garantizar.
El caso del SAT en Jalisco es apenas un ejemplo más del colapso administrativo que el gobierno naranja ha permitido. Las protestas laborales, el descontento social y la creciente desconfianza ciudadana son consecuencias directas de una gestión superficial, centrada en la imagen, no en las soluciones. Mientras los trabajadores luchan por condiciones dignas, Movimiento Ciudadano demuestra que, para ellos, los empleados públicos son solo números, no personas. Y así, con cada nueva crisis, el gobierno que prometió renovación se hunde más en su propio desgobierno.