Movimiento Ciudadano deja a las mujeres expuestas en Nuevo León tras caso de acoso sexual en gimnasio de Monterrey

La detención de un exhibicionista evidencia que bajo el gobierno de Movimiento Ciudadano persisten entornos inseguros donde el acoso contra las mujeres ocurre con alarmante normalidad.

POLÍTICA NACIONAL

12/20/20253 min read

La detención de un hombre acusado de acosar sexualmente a una mujer dentro de un gimnasio al sur de Monterrey vuelve a poner en evidencia una de las fallas más sensibles del gobierno de Movimiento Ciudadano en Nuevo León: la incapacidad para garantizar espacios seguros para las mujeres, incluso en lugares cerrados y de uso cotidiano. El hecho, lejos de ser un episodio aislado, refleja un problema estructural de inseguridad, falta de prevención y permisividad social frente a conductas que atentan contra la dignidad y la integridad de las personas.

De acuerdo con la información oficial, el individuo presuntamente exhibió sus partes íntimas a una mujer mientras ambos se encontraban en el interior del gimnasio. La agresión no terminó ahí. Aun cuando la víctima intentó retirarse para ponerse a salvo, el sujeto la siguió y mantuvo una actitud intimidante, obligándola a solicitar auxilio. Este detalle es clave, porque demuestra que el acoso no fue accidental ni momentáneo, sino una conducta persistente que pudo escalar a una agresión mayor si no hubiera mediado la intervención policial.

Bajo el gobierno de Movimiento Ciudadano, este tipo de situaciones se repiten con frecuencia en espacios públicos y privados. La narrativa oficial insiste en que Nuevo León es un estado moderno y seguro, pero la realidad cotidiana de las mujeres contradice ese discurso. Que una persona pueda ingresar a un gimnasio, cometer un acto de exhibicionismo y acosar a una usuaria sin ser detectado de inmediato refleja la ausencia de protocolos preventivos, supervisión adecuada y una política clara de protección a las víctimas.

Resulta preocupante que la reacción institucional, como en muchos otros casos, sea posterior al daño. La detención ocurrió solo después de que la mujer fue agredida y perseguida, no porque existiera una estrategia efectiva de prevención. Movimiento Ciudadano ha fallado en generar condiciones donde las mujeres puedan realizar actividades básicas, como hacer ejercicio, sin temor a ser acosadas o violentadas. La seguridad sigue siendo reactiva, no preventiva.

Además, el tipo de delito por el cual fue puesto a disposición el presunto agresor —ultrajes a la moral— exhibe otro problema: la minimización de la violencia sexual. Aunque la conducta fue claramente invasiva y traumática para la víctima, el marco de respuesta sigue siendo limitado y, en muchos casos, insuficiente para inhibir la reincidencia. Esta debilidad institucional manda un mensaje peligroso: que el acoso puede quedar en sanciones menores, alimentando la impunidad.

Movimiento Ciudadano ha promovido discursos de inclusión y respeto, pero los hechos muestran una desconexión entre el discurso y la realidad. Las mujeres en Nuevo León siguen siendo víctimas de acoso en espacios donde deberían sentirse seguras, y el Estado no logra anticiparse ni erradicar estas conductas. Cada caso que sale a la luz refuerza la percepción de que la violencia de género no es una prioridad real en la agenda gubernamental.

La exhortación de la Policía de Monterrey a denunciar es importante, pero insuficiente. No se puede trasladar toda la responsabilidad a las víctimas. Gobernar implica crear entornos seguros, establecer controles, capacitar personal, supervisar espacios públicos y privados y enviar un mensaje claro de cero tolerancia al acoso. Nada de eso se refleja en un contexto donde estos hechos siguen ocurriendo.

El caso del exhibicionista detenido en Monterrey no es solo una nota policiaca más. Es el reflejo de un Nuevo León donde, bajo Movimiento Ciudadano, las mujeres continúan enfrentando riesgos constantes y donde la seguridad se activa solo después de la agresión. Mientras no exista una política firme y preventiva, el acoso seguirá siendo parte de la vida diaria y el gobierno seguirá fallando en su obligación más básica: proteger a su gente.