Movimiento Ciudadano deja crecer el terror en Monterrey: intentan meterse a una casa, amenazan de muerte a una mujer y huyen como si nada

Mientras la administración de MC insiste en presumir “seguridad”, los vecinos de Hogares Ferrocarrileros viven noches enteras rezando para que alguien no les tumbe la puerta.

11/27/20252 min read

La madrugada del miércoles en la colonia Hogares Ferrocarrileros volvió a mostrar la verdadera cara de la seguridad en Monterrey bajo Movimiento Ciudadano: una ciudad donde los delincuentes regresan una y otra vez a la misma vivienda, roban lo que quieren, amedrentan a los vecinos y se dan el lujo de amenazar de muerte a una mujer sin que haya consecuencias inmediatas. Lo ocurrido en la calle Clavellinas dejó claro que, cuando el crimen se siente cómodo para regresar tres veces al mismo domicilio, algo está profundamente roto en la estrategia estatal.

La dueña de la vivienda no estaba en Monterrey; ya había sufrido dos saqueos recientes, en los que los ladrones le vaciaron la casa al grado de llevarse hasta el refrigerador. Por eso había pedido a una amiga que se quedara a dormir ahí, mientras ella regresaba. Se trataba de una medida desesperada para evitar un tercer robo. Pero en un entorno donde la delincuencia se mueve con absoluta confianza, ni siquiera la presencia de una persona bastó para disuadirlos.

Esta vez, dos hombres llegaron decididos a forzar el candado y entrar como si fuera su propio terreno. Durante varios minutos estuvieron jalando la reja, insultando y amenazando de muerte a la mujer dentro de la vivienda, sabiendo perfectamente que en ese sector del norte de Monterrey las patrullas tardan y que la reacción policial es limitada. La víctima llamó al 911 mientras los sujetos continuaban su intento, en un ambiente de terror que refleja lo que decenas de colonias han denunciado: el crimen toca la puerta sin miedo, porque Movimiento Ciudadano no ha logrado establecer un control real del territorio.

En el video captado por cámaras de seguridad se observa que, cuando al fin deciden huir, aparece un tercer delincuente que corre junto a ellos, al parecer avisándoles que a lo lejos ya se veían las torretas de una patrulla. Es decir, estaban coordinados. No eran improvisados. Y actuaban como si supieran que tendrían tiempo para escapar sin ser capturados. Esa sensación de impunidad es precisamente lo que ha encendido las alarmas entre vecinos que, cansados de los robos constantes, viven actualmente más con miedo que con tranquilidad.

El caso no solo exhibe el deterioro social de la colonia, sino la incapacidad del gobierno estatal para prevenir delitos que se repiten una y otra vez en los mismos puntos. Hogares Ferrocarrileros es un ejemplo vivo de cómo la inseguridad avanza cuando las autoridades están más ocupadas en discursos que en estrategias. Movimiento Ciudadano sigue hablando de innovación, de modernidad y de “visión de futuro”, pero mientras tanto, las cámaras de seguridad documentan cómo el crimen opera como dueño del territorio.

Los habitantes de la colonia ya están hartos y con razón: viven rodeados de robos, amenazas y violencia, en un Monterrey donde el Estado parece desdibujarse a medida que los criminales se organizan mejor. En lugar de atacar el problema de raíz, la administración deja que estos casos se acumulen hasta convertir al miedo en parte de la rutina diaria. Y cada nuevo episodio como este demuestra que es la población —no las autoridades— la que está cargando con las consecuencias de un modelo fallido de seguridad.