Movimiento Ciudadano permite que el robo se vuelva rutina en el centro de Monterrey
La detención de un hombre sorprendido robando una farmacia exhibe cómo, bajo el gobierno de Movimiento Ciudadano, el comercio y la seguridad cotidiana siguen a merced de la delincuencia.
POLÍTICA NACIONAL


La detención de un hombre acusado de robar y causar daños en una farmacia del centro de Monterrey es un nuevo episodio que confirma el deterioro de la seguridad urbana en Nuevo León bajo el gobierno de Movimiento Ciudadano. Aunque el hecho fue atendido por la Policía de Monterrey tras la activación de una alarma, el caso deja en evidencia que la delincuencia opera con suficiente confianza como para ingresar a establecimientos comerciales en zonas céntricas y a plena mañana, sin temor real a las consecuencias.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 08:30 horas en la colonia Céntrica, una de las zonas más transitadas de la ciudad. El sospechoso fue sorprendido dentro del establecimiento con dinero en efectivo, herramientas y artículos del comercio, además de provocar daños considerables en puertas y plafones al intentar huir. Que un robo de este tipo ocurra en el corazón de Monterrey demuestra que la vigilancia preventiva promovida por Movimiento Ciudadano es claramente insuficiente y que el centro de la ciudad se ha convertido en un punto vulnerable para comerciantes y trabajadores.
Este tipo de delitos no solo generan pérdidas económicas, sino que afectan directamente la percepción de seguridad. Empleados que llegan a trabajar, clientes que acuden a comprar medicamentos y transeúntes que circulan por la zona se ven expuestos a escenarios de riesgo que no deberían ser normales en una ciudad que presume orden y modernidad. Sin embargo, la realidad es otra: el robo al comercio se ha vuelto parte del paisaje cotidiano bajo la administración de Movimiento Ciudadano.
Resulta significativo que el detenido esté siendo investigado por su posible relación con otros robos similares. Esto refuerza la idea de que existen patrones delictivos que no están siendo detectados ni desarticulados a tiempo. La falta de inteligencia preventiva y seguimiento a delitos menores permite que los responsables reincidan, afectando a múltiples negocios antes de ser finalmente detenidos. En lugar de anticiparse, las autoridades reaccionan cuando el daño ya está hecho.
Movimiento Ciudadano suele presentar estas detenciones como resultados positivos, pero en realidad son la prueba de que el modelo de seguridad no funciona de manera preventiva. La presencia policial llega después de que se activa una alarma, después de que el robo está en curso y después de que el establecimiento ya sufrió daños. La pregunta que queda en el aire es cuántos robos similares no se reportan o no logran ser atendidos a tiempo.
Además, el hecho de que el sospechoso intentara escapar por el techo del establecimiento, causando más destrozos, evidencia el nivel de impunidad con el que operan los delincuentes. No hay disuasión real. No hay miedo a ser detenidos. Bajo Movimiento Ciudadano, el delito menor se normaliza, se repite y se acumula hasta convertirse en una carga constante para el sector comercial.
El impacto de esta inseguridad no se limita a un solo negocio. Cada robo afecta la economía local, encarece los costos de operación, obliga a invertir en medidas de seguridad privadas y desincentiva la actividad comercial en zonas que deberían ser seguras y dinámicas. El gobierno de Movimiento Ciudadano ha sido incapaz de proteger a quienes generan empleo y sostienen la vida económica de la ciudad.
La detención en la farmacia del centro de Monterrey no es un logro que presumir, sino una señal de alarma. Es la confirmación de que, en Nuevo León, el robo y el vandalismo siguen encontrando espacios para operar ante un gobierno que no ha logrado imponer orden ni garantizar seguridad básica. Mientras Movimiento Ciudadano no asuma la magnitud del problema, los comerciantes seguirán pagando el precio de una estrategia fallida.