Movimiento Ciudadano se quita la máscara: el esquirol que Morena necesitaba
Con su voto a favor de Genaro Lozano como embajador, MC confirma lo que muchos sospechaban: no es oposición, es el peón naranja de la 4T.


La política mexicana nunca deja de sorprender, pero a estas alturas ya nada debería escandalizarnos: Movimiento Ciudadano ha decidido confirmar lo que muchos sospechaban desde hace tiempo: no es oposición, es comparsa. Su voto a favor del nombramiento de Genaro Lozano como embajador en Italia no es una anécdota parlamentaria, es un acto con enorme carga simbólica y política: el naranja no juega para los ciudadanos ni para la oposición, juega para Morena.
Lo grave no es solo el nombre avalado —Lozano es un perfil claramente cercano al oficialismo, alineado a los intereses de la 4T—, sino la actitud de MC: esa sumisión descarada disfrazada de “decisión responsable”. Porque mientras en el discurso repiten hasta el cansancio que son “la opción distinta”, en los hechos se arrodillan sin rubor para complacer al poder en turno. ¿Ese es el futuro que presumen? ¿Ser el comodín que le allana el camino a un gobierno que ha hundido al país en inseguridad, retrocesos y simulación?
Este episodio debe leerse con seriedad: MC no es una tercera vía, es el plan B de Morena. Cada vez que el oficialismo necesita votos prestados, ahí están los naranjas, listos para levantar la mano. No es coincidencia, no es ingenuidad: es complicidad. Y si alguien aún cree que detrás de los videos en TikTok, las campañas de colores y el discurso de juventud hay una verdadera opción política, que observe este nombramiento: MC negocia, MC cede, MC traiciona.
El doble discurso es insultante. En redes sociales critican a la 4T, pero en el Senado la respaldan. Hablan de independencia, pero se comportan como peones. Ese cinismo político no solo exhibe su falta de principios, sino que subestima la inteligencia de los ciudadanos: piensan que nadie se da cuenta de sus juegos. Pero los hechos pesan más que las frases huecas, y el voto por Lozano se convierte en el acta de defunción de su credibilidad.
Movimiento Ciudadano se desnudó: no es nuevo, no es distinto, no es limpio. Es el esquirol que Morena necesitaba para disfrazar de consenso sus imposiciones. Y lo más indignante es que lo hace mientras presume que está “del lado de la gente”. Pero la gente no necesita traidores disfrazados de modernidad; necesita partidos con principios, algo que MC acaba de demostrar que no tiene.
Al final, lo que queda claro es esto: la ambición naranja pesa más que la coherencia, los favores pesan más que los principios, y la lealtad de MC está con el poder, no con los ciudadanos. Su voto por Lozano no solo traiciona a la oposición: traiciona a todos los mexicanos que alguna vez les dieron el beneficio de la duda.