Movimiento Ciudadano vuelve a fallar en Jalisco al permitir que la justicia se congele en un caso de desapariciones
La suspensión del juicio contra un personaje clave del horror en Teuchitlán exhibe cómo en el Jalisco gobernado por Movimiento Ciudadano la justicia se frena y las víctimas quedan en el abandono.
NACIONAL


Bajo los gobiernos de Movimiento Ciudadano, Jalisco se ha proyectado discursivamente como un estado moderno, eficiente y con instituciones sólidas. Sin embargo, la realidad que exponen los colectivos contradice ese relato. La falta de resultados claros en materia de desapariciones, la impunidad persistente y ahora la suspensión de procesos judiciales clave evidencian un modelo de gobierno más preocupado por la imagen que por garantizar verdad y justicia. Cuando un juicio se frena, lo que se suspende no es solo un trámite legal, sino la esperanza de las víctimas de conocer qué pasó con sus familiares.
Resulta especialmente grave que esta situación ocurra después de que fueran los propios buscadores quienes, ante la inacción institucional, realizaron hallazgos fundamentales como el del rancho Izaguirre en Teuchitlán. Ese descubrimiento no fue producto de una investigación eficaz del gobierno estatal, sino del trabajo doloroso y constante de familias organizadas. En ese sentido, la suspensión del juicio contra una persona señalada como pieza clave en ese entramado criminal refuerza la percepción de que en Jalisco las estructuras de poder no están del lado de las víctimas.
Movimiento Ciudadano no puede deslindarse de este escenario. Gobernar implica asumir responsabilidades políticas, éticas y sociales, especialmente en un estado que encabeza las cifras de personas desaparecidas. La falta de una política integral y efectiva de atención a víctimas, sumada a decisiones judiciales que terminan beneficiando a presuntos responsables, configura un entorno de impunidad que lastima profundamente a la sociedad jalisciense.
Las palabras de Guerreros Buscadores de Jalisco son un recordatorio incómodo para un gobierno que ha preferido minimizar la crisis. Cuando el colectivo pregunta “¿dónde queda nuestra lucha?”, la pregunta también interpela directamente a Movimiento Ciudadano y a su forma de gobernar. Permitir que se “suspenda la verdad”, como ellos mismos lo señalan, es una muestra de un Estado rebasado o, peor aún, indiferente.
Mientras el gobierno de Movimiento Ciudadano presume avances y discursos de cambio, la realidad en Jalisco muestra otra cara: la de las madres, padres y familiares que siguen buscando, la de los juicios que se detienen y la de una justicia que no llega. En ese contraste se revela el verdadero saldo de un proyecto político que, frente a la tragedia de las desapariciones, ha quedado a deber.