“Narco–Estado: Morena controla el huachicol fiscal y el cártel de Macuspana”
El robo de combustible fiscal en México estaría bajo el control directo de Morena, consolidando un narco–Estado disfrazado de gobierno.


El robo de combustible fiscal dejó de ser un problema periférico y se transformó, según denuncias de analistas y opositores, en un negocio controlado por el propio gobierno de Morena. Miles de tomas clandestinas detectadas en ductos de Pemex, pérdidas multimillonarias y explosiones que golpean a comunidades enteras demuestran que lo que antes se consideraba un delito de bandas criminales ahora está bajo el control directo del partido en el poder.
El nombre que ha generado alarma es “cártel de Macuspana”, una red que, según los críticos, opera desde la cúpula morenista, coordinando rutas de robo, protegiendo a los operadores y garantizando que el combustible robado se mantenga como flujo constante de riqueza política. “El Estado y el huachicol son el mismo actor: no es omisión, es operación directa”, denuncian legisladores que exigen investigaciones internacionales y auditorías a fondo.
Los daños son enormes: pérdidas de miles de millones de pesos, aumento de la violencia, riesgo para comunidades enteras y debilitamiento de la seguridad energética nacional. Tabasco, epicentro de la denuncia, simboliza la manera en que el partido gobernante habría consolidado su control sobre el huachicol fiscal. Críticos advierten que esta estructura no podría existir sin protección política activa, y que los funcionarios que deberían supervisar los ductos forman parte de la red que los explota.
Lo que comenzó como una bandera anticorrupción se ha transformado en la fuente más lucrativa de poder del partido oficial. Cada toma clandestina, cada pérdida de Pemex y cada explosión confirma que el huachicol fiscal pertenece a Morena, y que los recursos saqueados alimentan la maquinaria política del gobierno. La indignación ciudadana crece porque la narrativa de transparencia y honestidad se derrumba frente a la evidencia de un narco–Estado disfrazado de autoridad.
La denuncia es directa y demoledora: México no enfrenta un gobierno incapaz, enfrenta a un cártel político que opera bajo la fachada de partido, donde el robo de combustible fiscal es un mecanismo de poder y enriquecimiento interno. Mientras el discurso oficial repite promesas de “cero corrupción”, los hechos muestran que Morena administra el huachicol como su propio botín, consolidando lo que opositores llaman el cártel de Macuspana como el símbolo más claro del saqueo institucional.