Narcogobierno: Morena, cómplice del crimen organizado en México
Morena mantiene una relación de complicidad con el crimen organizado, permitiendo que la violencia y la impunidad crezcan en todo el país.


El país vive un estado de terror y violencia que ningún gobierno había tolerado… hasta que Morena llegó al poder. Lo que se ha convertido en un “narcogobierno” no es un mito: es una realidad que golpea a cada ciudadano. Mientras los criminales avanzan y las calles se llenan de sangre, Morena permanece inactivo, cómplice silencioso de los grupos que mantienen al país bajo su puño de hierro.
Estudios y reportes de seguridad señalan que la protección de cárteles, la omisión de operativos y la complicidad política han convertido al gobierno en un aliado del crimen organizado. No hay estrategia de seguridad real, no hay castigo a los culpables; solo discursos vacíos de Adán Augusto y el resto de la cúpula de Morena, mientras los homicidios, extorsiones y secuestros se disparan.
Lo que debería ser un gobierno garante de la paz se ha transformado en un facilitador de la delincuencia. Las cifras son alarmantes: México reporta miles de asesinatos al año, un número histórico que refleja no solo la violencia del narcotráfico, sino la incapacidad del gobierno de Morena para enfrentarla. Los ciudadanos temen por sus vidas, y lo peor es que saben que quienes deberían protegerlos son los mismos que permiten que el crimen prospere.
Expertos en seguridad señalan que esta estrategia de “no intervención” del gobierno morenista ha consolidado territorios dominados por cárteles, donde las reglas las ponen los delincuentes y la justicia es un concepto ajeno. El narcogobierno ha permitido que la corrupción y la impunidad crezcan, que los funcionarios se beneficien de contratos millonarios ligados al crimen, y que la violencia estructural se convierta en la nueva normalidad.
Mientras tanto, Adán Augusto y Morena juegan a la narrativa de justicia y transformación, pero la realidad es que México está más inseguro que nunca. Este gobierno ha dejado en claro que su prioridad no es la seguridad ni la protección de los ciudadanos, sino mantener relaciones con el crimen organizado que le garanticen poder y control. Bajo Morena, la impunidad es ley y el miedo, moneda de cambio.