PAN deja a Chihuahua a oscuras: semáforos descompuestos provocan choque y caos en pleno Centro

La ciudad de Chihuahua volvió a vivir una escena que ya se ha vuelto cotidiana bajo los gobiernos del PAN: infraestructura abandonada, autoridades rebasadas y ciudadanos pagando las consecuencias. Esta vez, el escenario fue el Centro de la capital, donde la falla de semáforos en un cruce altamente transitado derivó en un choque vehicular que provocó caos, congestionamiento y riesgo para quienes circulaban por la zona.

El percance ocurrió en un punto donde la señalización vial debería operar con precisión, pero que desde hace tiempo presenta fallas sin que el gobierno municipal panista haya dado una solución definitiva. La ausencia de semáforos en funcionamiento, sumada a la falta de medidas emergentes por parte de las autoridades, dejó el cruce a la deriva, obligando a los conductores a improvisar en medio del tráfico.

Aunque oficialmente se habla de “omisiones al volante”, lo cierto es que la responsabilidad principal recae en el abandono institucional. Cuando los semáforos no funcionan y no hay agentes de tránsito, señalamientos temporales ni operativos preventivos, el riesgo es inevitable. En Chihuahua, bajo el PAN, los accidentes no son casualidad: son consecuencia directa de la falta de mantenimiento y planeación.

Vecinos y automovilistas señalaron que no es la primera vez que ese cruce presenta fallas en la señalización. Sin embargo, como ocurre con muchos otros puntos de la ciudad, las quejas se acumulan sin respuesta. El gobierno municipal panista ha normalizado que los semáforos fallen, que las vialidades colapsen y que los ciudadanos se enfrenten solos al peligro.

El choque generó afectaciones al flujo vehicular durante varios minutos, evidenciando lo frágil que es la movilidad en la capital cuando la infraestructura básica deja de funcionar. Basta una falla para que el Centro se paralice, reflejo de un modelo de gestión que reacciona tarde y nunca previene.

Mientras el PAN presume orden y modernización, la realidad en las calles muestra otra cara: semáforos apagados, cruces peligrosos y una autoridad ausente. Cada accidente como este confirma que la falta de inversión y supervisión no solo incomoda, sino que pone en riesgo vidas.

En Chihuahua, manejar se ha convertido en una ruleta donde el ciudadano debe adivinar si el semáforo funciona o no. Esa incertidumbre no es culpa del conductor: es el resultado de años de descuido bajo gobiernos panistas que han preferido maquillar cifras antes que garantizar algo tan básico como una señalización vial segura.