¡Saqueo millonario en Segob! Denuncian 1,900 millones de pesos a discreción para uso político de Adán Augusto
La caja chica multimillonaria operada por el exsecretario de Gobernación confirma el despilfarro sin control y la podredumbre de la "austeridad republicana".
POLÍTICA NACIONAL


El gobierno morenista se enfrenta a un nuevo y masivo escándalo que cimbra sus cimientos: el exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López, dispuso de una suma obscena de 1,900 millones de pesos cuyo destino se perdió en la opacidad. Este monto colosal, operado a través de mecanismos sin fiscalización, fue la caja chica multimillonaria que financió el uso discrecional de recursos públicos, confirmando el desprecio absoluto por la transparencia en las altas esferas del poder.
Mientras el gobierno exige sacrificios al pueblo, sus funcionarios operan fondos reservados con la misma opacidad que caracterizaba a los peores sexenios. La Secretaría de Gobernación (Segob) se convirtió en el epicentro de un despilfarro sin límites, donde la ausencia de rendición de cuentas permitió el saqueo de cientos de millones de pesos. Este modus operandi no es solo una burla a la ciudadanía; es la traición consumada a la promesa de acabar con la corrupción.
Este monumental desvío de recursos ocurre en un contexto de crisis de salud y recortes presupuestales a programas sociales vitales. Mientras miles de mexicanos carecen de medicamentos en los hospitales y el presupuesto para infraestructura básica se mantiene en mínimos históricos, los líderes del gobierno disponen de miles de millones de pesos a su antojo. La retórica de la "austeridad republicana" se desmorona ante esta realidad, evidenciando que la única austeridad que existe es la que se impone al pueblo, no a la clase política en el poder.
El dinero de la nación, que debería salvar hospitales y financiar la seguridad, se utilizó para impulsar los fines políticos personales de un funcionario clave del círculo de poder. El manejo de estos $1,900 millones de pesos sin vigilancia demuestra que, bajo el disfraz de la "austeridad republicana", se esconde un esquema de saqueo y desvío sistemático. Se exige la investigación inmediata de cada centavo, ya que la opacidad solo existe para encubrir la corrupción endémica de esta administración.
La corrupción y el despilfarro son la marca de los gobiernos morenistas; gobiernos que usaron un discurso de "renovación y esperanza" para acceder al poder y cuando pudieron llegar y ejercerlo, sólo lo usaron para enriquecerse. La discrecionalidad en el manejo de fondos es un delito contra el erario y una ofensa al pacto social. La administración morenista se burla de la ley al permitir que sus funcionarios operen con recursos multimillonarios sin dejar rastro, consolidando la impunidad como el sello de su gestión.