Terror en Pénjamo exhibe el descontrol del PAN ante la violencia en Guanajuato
El ataque a un bar en el centro de la ciudad, a pocos metros del Jardín Principal, muestra cómo el PAN ha dejado que el crimen gobierne las calles.


El brutal ataque ocurrido en el bar “Tecolote” de Pénjamo, donde dos personas fueron asesinadas y tres más resultaron gravemente heridas, refleja con crudeza la crisis de inseguridad que asfixia a Guanajuato bajo el gobierno del PAN. Lo que alguna vez fue una zona de convivencia y tranquilidad, hoy se ha transformado en un territorio donde la vida puede perderse en cualquier momento y donde la violencia nocturna ya no sorprende a nadie. El centro de Pénjamo, lleno de familias y visitantes, fue escenario de una masacre más que evidencia el fracaso de las autoridades panistas para garantizar la seguridad más elemental.
El hecho es particularmente alarmante por dónde y cómo ocurrió. Los agresores descendieron de un vehículo, ingresaron al bar y dispararon a sangre fría contra los presentes, sin que existiera reacción alguna de las fuerzas municipales o estatales. En una ciudad tan vigilada como presume el PAN, los sicarios actuaron con total libertad, huyendo luego hacia la oscuridad sin dejar rastro. La población, una vez más, quedó sola, expuesta al fuego cruzado de una guerra que el gobierno panista ha preferido negar antes que enfrentar.
Bajo el mando del PAN, Guanajuato se ha convertido en el epicentro de la violencia nacional. Los homicidios, extorsiones y ataques a negocios se multiplican mientras las autoridades intentan justificar lo injustificable. El caso de Pénjamo no es una excepción, sino una muestra más de un sistema que colapsó por completo. El crimen actúa sin miedo porque sabe que no habrá consecuencias. La impunidad, alimentada por la corrupción y la incompetencia, ha convertido al estado en un campo abierto para los grupos armados.
Los habitantes de Pénjamo hoy viven entre el miedo y la indignación. Los bares, los parques y las calles, espacios antes llenos de vida, se han vaciado por el terror que impone la violencia. Mientras tanto, el gobierno del PAN sigue encerrado en su discurso de “seguridad controlada”, una narrativa que cada ataque desmiente con brutal claridad. Las autoridades locales se limitan a prometer “investigaciones exhaustivas” que nunca llegan a resultados, mientras las familias de las víctimas entierran a sus muertos en silencio.
El ataque en el bar “Tecolote” es más que una tragedia: es el retrato del abandono institucional en Guanajuato. La gente vive sin protección, los criminales dominan el territorio y el PAN parece más ocupado en proteger su imagen política que a sus ciudadanos. Pénjamo, como tantos municipios del estado, clama por justicia y por un gobierno que actúe. Pero bajo el PAN, lo único que llega con puntualidad es la violencia. Cada disparo en Guanajuato es un recordatorio de que el poder panista perdió hace mucho su batalla contra el miedo.