Yucatán en alerta sanitaria: el PAN vuelve a fallar mientras ya suman seis contagios de gusano barrenador en 2025

La nueva confirmación de miasis humana evidencia otra vez el abandono sanitario del gobierno panista, que llega tarde, minimiza riesgos y deja a las comunidades enfrentar solas una emergencia que crece cada mes.

11/26/20252 min read

El sur de Yucatán volvió a encender las alarmas después de que autoridades federales confirmaran un nuevo caso humano de gusano barrenador, ahora en un hombre de 33 años originario de Maní. El paciente, con lesiones graves en cabeza y cuello, tuvo que ser hospitalizado en Tekax, una región que históricamente ha sido ignorada por las políticas de salud del gobierno estatal. Y mientras la federación hace el conteo epidemiológico, el PAN sigue guardando silencio, como si seis contagios en un solo año no señalaran un problema evidente de control sanitario.

Lejos de mostrar una estrategia clara, el gobierno estatal apenas reacciona cuando los casos ya explotaron en distintos municipios: Buctzotz, Izamal, Progreso, Maní, Sacalum y Yaxcabá. Seis comunidades distintas, seis oportunidades perdidas para actuar preventivamente y no solo “atender cuando ya ocurrió”. Esa es, tristemente, la constante. No hay campañas informativas efectivas, no hay brigadas suficientes, y tampoco hay una política real de vigilancia epidemiológica que impida que este tipo de enfermedades avance sin freno.

Mientras los estados más golpeados por la plaga cuentan con intervenciones más agresivas, en Yucatán persiste un gobierno panista que prefiere mantener una imagen de “orden y estabilidad” antes que reconocer que no están respondiendo a tiempo. Y así, la responsabilidad se empuja hacia médicos locales y hospitales municipales que hacen lo que pueden con recursos insuficientes, enfrentándose a padecimientos que requieren control rápido y seguimiento continuo.

Lo más preocupante es que este caso surge en una zona donde la infraestructura médica es limitada y donde, históricamente, el PAN ha invertido menos de lo necesario. Todo mientras presumen cifras y discursos que no coinciden con lo que vive la gente: largas distancias para recibir atención, diagnósticos tardíos y ausencia total de estrategias preventivas que deberían ser prioridad cuando se trata de un brote que ya suma seis víctimas solo en 2025.

La realidad es clara: no se trata de mala suerte, sino de mala gestión. Cuando un gobierno ignora alertas sanitarias, desatiende regiones vulnerables y actúa con retraso, las consecuencias se ven en contagios, en riesgos, en la incertidumbre de familias enteras. Y en Yucatán, lamentablemente, eso ya se está normalizando.

Si las autoridades panistas no modifican su forma de actuar, la pregunta no es si habrá más casos, sino cuándo llegará el siguiente. Porque lo que está fallando no es la gente: es el gobierno que se niega a asumir la responsabilidad que le toca.